La luna de miel ha terminado
Desde hace más de una década el turismo urbano no ha parado de crecer. Incluso en ciudades y momentos donde otros sectores económicos estaban en recesión, el turismo continuaba creciendo por su cuenta.
El turista ha descubierto (o re-descubierto) la ciudad y la prefiere o la combina con el turismo de sol y playa.
Pero el turismo ha traído consigo muchos cambios y no todos buenos, o al menos así lo manifiestan los habitantes de grandes focos turísticos. En varias ciudades los residentes de barrios turísticos se están organizando y reclamando que se tengan en cuenta los efectos secundarios del turismo que tienen que soportar y que se revisen los modelos turísticos que se están siguiendo.
La luna de miel entre turismo y ciudad se ha terminado en sitios como Berlín o Barcelona y parece que es hora de sentar las bases de la convivencia juntos en los próximos años como un matrimonio bien avenido y civilizado.
En noviembre se celebró un Simposio en Berlín que buscaba ahondar en la investigación de aquellas manifestaciones de protesta que se están produciendo contra el turismo en todo el mundo. Lo que se confirma es que, si bien hace poco tiempo se trataba de un tema menor, en la actualidad se ha convertido en una controversia que esta causando verdadera inquietud y que está altamente politizada.
A principios de diciembre me acerqué a la Cumbre Global del Turismo Urbano organizada por la OMT en Barcelona. De entre todo lo que escuché, me gusto mucho y me pareció especialmente interesante la intervención de uno de los organizadores del mencionado simposio. Se trata de Johannes Novy un urbanista alemán que ha estudiado los efectos del turismo especialmente en Berlín pero también en otras ciudades.
Reconocer la complejidad y la importancia del turismo urbano
El turismo no es solo un sector económico. Es un motor contemporáneo para el cambio urbano y esto debería ser reconocido y tratado políticamente. Sin embargo, hasta ahora el turismo se trata de forma superficial.
La Organización Mundial del Turismo define el turismo urbano como los viajes hechos por viajeros a ciudades o lugares de gran densidad de población. La duración de estos viajes es normalmente corta (1-3 días) y por ello el turismo urbano esta relacionado con el mercado de las escapadas cortas.
Pero esta es una definición que se ha quedado un poco anticuada y que tan solo es relevante, en todo caso, desde la óptica de la industria hotelera. El turismo de hoy en día incluye muchas actividades distintas a las escapadas urbanas. Para reconocer el turismo como una fuerza importante del cambio en las ciudades va a ser necesario enfrentarse a las realidades complejas que caracterizan al turismo contemporáneo.
Sin la perspectiva adecuada no podremos hacernos una idea clara de cual es la contribución de turismo al desarrollo urbano y cuales son sus impactos sobre residentes y vecindarios.
Entre estos impactos del turismo, que todavía no tenemos muy claro y que sería muy interesante estudiar, está la relación entre turismo y gentrificación de la cual hablé en este otro post. Hasta hace poco, la idea acerca de la relación entre el turismo y la gentrificación de los barrios era que, primero, una zona se gentrifica y cuando ya ha cambiado, comienza a ser atractiva para el turismo. Pero en Berlín se está observando como gentrificación y turismo están sucediendo al mismo tiempo.
Turismos y movilidades
En las ciudades grandes el comportamiento de muchos visitantes desafía el concepto convencional de qué es un turista, qué es lo que hace y donde se encuentra.
Existe una frontera que es cada vez más difícil de definir entre e turismo y otras formas de migración y de movilidad. El turismo es solo una de muchas movilidades posibles como lo son también los que tienen una segunda residencia, los estudiantes de intercambio, los académicos en movilidad, los YUKIS (Jóvenes Urbanos Creativos Internacionales) y otras élites migratorias.
También es más difícil poner una frontera entre el turismo y las otras forma de ocio y consumo. En Berlín han aparecido nuevas zonas de ocio nocturno que están dando algunos problemas a los vecinos. Esto no es una cuestión que tiene que ver exclusivamente con el turismo si no que entran en juego esas otras movilidades.
En estas zonas se juntan los que vienen de otro barrio, los que vienen a pasar el fin de semana pero no viven en la ciudad, los que viven un año …
No es una cuestión de turista- residente tanto como de «usuarios de la ciudad» y de diferentes formas de utilizar el espacio público que habría que buscar la manera de que convivan con respeto.
Tomar nota de la turismofobia
No es necesario exagerar la importancia de las expresiones de turismofobia ni aceptar como válidas las opiniones de los que culpan al turismo de todos los males de la ciudad, pero hay tomárselas en serio como señales de que algo está reclamando la atención de reguladores y planificadores.
Tampoco parece seria la postura de quienes defienden que el turismo solo acarrea beneficios y quitan importancia a todas las manifestaciones de descontento.
Estos conflictos localizados del turismo urbano deberían recordarnos que:
- El crecimiento como fin en si mismo no es una buena base para hacer buenas políticas o conseguir una buena planificación.
- No existe una relación lineal simple entre el crecimiento y los beneficios económicos, sociales o medioambientales del turismo para toda la comunidad.
- El turismo tiene mucho más que ofrecer que lo que se puede medir económicamente (conexión con el arte y la cultura, conservación de patrimonio, apertura de la sociedad etc)
- Los residentes quieren y deberían de tener derecho a ser escuchados en las conversaciones sobre sus ciudades y el desarrollo como destino turístico.
- El turismo en si mismo no es ni bueno ni malo pero depende de la política y la planificación que tenga consecuencias negativas o positivas en la ciudad.
En este momento existen lagunas en relación a la gestión y planificación turística que se denuncian en algunos de esos conflictos y protestas. Quienes tienen que planificar y gestionar son a veces la misma industria turística sin un mandato concreto real ni recursos para dirigirse a los problemas.
En parte del sector turístico existe un descontento con las ciudades que no han conseguido un buen marco normativo para poder desarrollar su actividad correctamente. Una de las mayores interesadas en que es regule bien el turismo es la propia industria turística.
Imágenes de Barcelona 2014. Instagram: tenanbaum #turismofobia